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Una Experiencia desde el Corazón

Una Sonrisa desde el Corazón

 

Después de una maravillosa práctica matutina, con bamboo balanceándose en el viento, aves fluviales acompañándome con su sonido y el viento acariciando mi piel, me siento realmente agradecida por Sifu Angel, mi maestro y amado compañero, por su conocimiento, enseñanzas y transmisión de la maravillosa práctica de Chi Kung.

Me gustaría compartir una experiencia que ocurrió durante la práctica del Juego de los Cinco Animales.

 

Las primeras semanas no sucedió nada en particular, solo intentaba no intelectualizar, no preocuparme y disfrutar el proceso de curación y el flujo de Chi.

 

Cuando Sifu Angel regresó de su viaje de Malasia y se unió a mí nuevamente en mi práctica diaria y después de pisar mis pies como un oso, sentí que mi vientre se hinchaba, como si tuviera 6 meses de embarazo. Los siguientes días de práctica, ésto siguió sucediendo, algunas veces más y otras veces menos.

También, una vez sentí como si un bebé se moviera en mi vientre.

 

El tiempo ha pasado y esta sensación ha disminuido, pero de vez en cuando sucede una sensación suave como ésta y siento un fuerte flujo de energía hacia el dantian, de la zona abdominal.

 

En mi práctica de solo un año y medio de Chi Kung, he tenido muchas experiencias maravillosas. Mis niveles de energía subieron casi de inmediato, lo cual fue maravilloso, ya que a menudo me sentía agotada y exhausta. Soy sanadora y trabajo como masajista, tuve problemas con el dolor en las articulaciones y principios de Artritis, que desde entonces han desaparecido por completo.

 

Tuve frecuentes problemas de Sinusitis, pero ésto se ha convertido en parte del pasado.

 

Sin embargo, una de las mejores cosas fue que sufría desde hacía muchos años de una afección llamada síndrome de intestino irritable, que me impedía disfrutar plenamente de la vida. Había probado muchos enfoques diferentes, suplementos, ejercicio y tuve un chequeo con un gastroenterólogo, que me recomendó una dieta determinada, pero fue en vano. Investigué muchas páginas solo para encontrar que era una de las llamadas "enfermedades incurables", sin embargo, la práctica diaria de Chi Kung me curó.

 

Tenía también problemas con mis senos y el nivel de enfermedad, mostraba un nivel más alto con cada mamografía, pero después de practicar Chi Kung, este problema también ha desaparecido.

 

Recuerdo que Sifu Angel me dijo el primer día, solo "sonríe desde tu corazón" y yo le respondí "cuando sonrío, siempre sonrío desde mi corazón", desde entonces, el tiempo ha pasado y he llegado a comprender realmente la dicha y ligereza, cuando estás sonriendo de tu corazón y alma.

 

Veo el milagro y la belleza en esta práctica gentil y estoy realmente agradecida de tener un gran Maestro a mi lado.

 

Con todo mi respeto, amor y una sonrisa desde el corazón.

 

Iris Klare

11 de marzo de 2018

 

Es mi Camino

Es mi Camino

 

“Es Mi Camino”…

 

Cuando comencé lo que para mi era un reto, una viaje diferente, descubrí que se convertiría más en un sacrificio. Mira que había caminado antes, pero este Camino era algo muy duro. Lleno de silencio, de soledad, de señales, de dejar el miedo atrás, de encontrarme conmigo aunque no quisiera.

 

Recuerdo, siempre escuché que el tercer día sería el más fuerte, y para mi ya había sido el primero. ¡Que primer día! Y precisamente ya el primer día, y por la mala costumbre de desconfiar de mi, pensé que no podría (creo que otros también). Pensar que me perdería, sentir temor de caminar a solas. Es que me sentía tan desorientada, tal vez el tiempo, el lugar, pendiente de todos, menos de mi. Imaginarme los otros cuatro días, ya me causaba dolor y más que dolor, incertidumbre.

 

Nuestro grupo era espectacular, con buen sentido del humor, simpáticos, alegres, activos, gente muy linda. Conocí un experto, con una personalidad increíble y con un conocimiento envidiable del Camino. Atenta a lo que nos decía, en nada se equivocaba.

 

Cada uno de los detalles procure internalizarlos y así los iba descubriendo poco a poco en el Camino. Todo tal y como lo contaba, así era cada tramo. Ya no me sentía tan perdida. Para mi se convirtió en un consejero, una especie de “coach”, tal vez sin él imaginar que formaría una parte esencial de mi viaje por ser yo como era, tal vez demasiado sensible o débil para el Camino, necesitaba un poco más. Y que fuerte, cuando me decía: “Vamos peregrina”… Me reafirmo en que nadie llega a tu vida porque sí, cada persona que conocemos tiene una razón, un propósito, un espacio, un tiempo, una bendición. Así como cada uno de los que encontré.

 

Para seguir me tocó aplicar lo que escuché, que sería “Mi Camino”. Tenía que enfocarme en lo que realmente era importante para mi, pensar más en lo que buscaba, en seguir encontrándome, en caminar por mi intención, por la diabetes, entre otras peticiones que llevaba en mi mente, otras que surgían de mi corazón. Seguir las flechas, seguir las señales.

 

Así, nunca en mi vida había rezado, ni caminado tanto. Tal vez no tenía la preparación física que otros, pero la espiritual me ayudó a sentirme determinada, a dominar mi mente, a conectarme, a caminar conscientemente, me ayudó a completar mi jornada. Aprender a subir como anciana y llegar como joven, aprender que ningún peregrino camina solo y que sindolor no hay recompensa. Escuchar al final que a quién más duro se le hacía, mayor era la satisfacción, me hizo sentir tan identificada. Jamás olvidar la alegría que me producía el final de cada etapa.

 

¡El Camino de Santiago de Compostela! Todavía me despierto y me siento en una nube por lo vivido. Tantos sentimientos experimentados, un dolor sin medida, pero lleno de gozo. Encontrar tanta gente diferente, igual, especial, ángeles, nombresque no están aquí pero aparecen en tu mente, otros que están en el cielo y de repente deciden acompañarte, darte aliento, recordarte que hay otra vida después de esta llena de felicidad, otros que hay que dejar atrás. En Santiago, así fue como un peregrino me habló de flamenco, me cantó de Camarón; así un peregrino me habló de diabetes, de salud; así un peregrino de algunos 75 años caminando 30 días me tomó una foto en el kilómetro 42, mi edad, para enseñarme que nunca es tarde para caminar y basta con tener lo necesario; así un peregrino me entregó un chocolate para animarme y llenarme de valor; así un peregrino me saludó y hacía el camino en muletas, para recordarme que debo ser agraciada porque tengo dos buenas piernas aunque dolieran; así una peregrina jovencita al final me acompañó para recordarme mi pedazo de sol. Entre muchas historias más... Así cuando pensaba que caminaba sola, más acompañada estaba. Caminé con lo que más amo, y aunque a veces duela, como dolía el cuerpo, me ha tocado vivir: los recuerdos, mi familia, mis amigos, la música, la comida, las cosas sencillas, la vejez, el dolor, el gozo, sonreír desde el corazón, la salud, la diabetes... Así como al terminar la jornada y a mi mayor ymejor sorpresa recibir mi Compostela con mi nombre en latín, que era el nombre de mi hija, ver el botafumeiro, abrazar a Santiago quien caminó mucho más que yo.

 

No puedo hablar de mi experiencia como una que pueda vivir nadie porque también aprendí que al final es Mi Camino y cada cual hace el suyo a su ritmo, a su manera. Nadie se juzga en el Camino. Sólo compartirla y reafirmar que nada es casualidad, existe un orden divino y perfecto guiado por el Padre y yo lo confirmó en mi vida, lo comparto, todo se lo debo a El. Así también agradecer porque las personas significativas de mi vida, los que están, los que han llegado por alguna de esas pequeñas cosas que me acompañaron en este camino, las quiero y respeto, ahora más. "Lo importante no es llegar, lo importante es el camino, lo importante somos vos y yo y el amor que construimos" - Fito Páez.

Marie Cartagena

Octubre 2013

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